Los que pueden, se preocupan.


   “La pobreza, es no poder satisfacer las necesidades físicas y psíquicas de una vida digna,​ por falta de recursos, como la alimentación, la vivienda, la educación, la asistencia sanitaria, el agua potable o la electricidad, entre otros recursos que son necesarios para coexistir”. Estas definiciones, estamos acostumbrados a leer o escuchar muy seguido. Pero: ¿sos consciente de esto?
    El porcentaje de personas sin poder sustentarse aumenta, no solo por los problemas internos que hay en los países, sino por el abuso de las personas responsables de dividir lo que a cada uno le corresponde. Sí, dentro de esto también estamos nosotros, sea cual fuere la clase social denominada por otros o por uno mismo; ya que esta forma de “manejo”, comienza por los “pobres”, pero sigue por los que más cercanos se encuentran. La clase media, la trabajadora, también está siendo “conquistada” ideológicamente y transformada para favorecer solo a un grupo de personas: los “poderosos”.
   Si volvemos a revisar la historia, nos damos cuenta de que se vuelven a repetir hechos. Desde el principio de las civilizaciones, el poder normalmente era centralizado en alguien, el mismo, lo utilizaba para su beneficio y el de su pueblo, ciudad, etc.

                                                   Attaque77 Pobre
   
En el mundo, se comenzó a naturalizar que su número aumente y se estableció a la misma como una “posición social”, ¿por qué? Porque se comenzó a perder la esperanza. Primero en uno mismo y luego en los demás. “Si el no ayuda por qué yo tengo que hacerlo”, y los prejuicios “mirá si me roba”, “no le doy plata porque sé que se la va a gastar en alcohol”, “mejor le doy comida, que eso les hace falta”. ¿Es lo único que necesita una persona para vivir? ¿Comiendo uno resuelve la falta de educación que hay en sus palabras, la falta de calor de hogar, la poca asistencia sanitaria, o su cumplimiento de sueños?
   No, no se puede resolver la educación, la falta de familia, la falta de salud, con alimentos. Tampoco se puede solucionar con los planes sociales; para la mayoría, son una ayuda, pero no dan posibilidad de sentirse libres (los vuelven dependientes), dignos, orgullosos o importantes en algunos ámbitos de la vida.
    Últimamente, a este grupo de personas con pocos recursos, se los considera carentes de educación. Por este descuido, disfrazado de posibilidades para sobrevivir, del Estado; mayormente se los "utilizó y utiliza" de excusa para luchar por los derechos que la mayoría de estos grupos, desconocen. 
    A lo que deberíamos aspirar y no siempre lo hacemos es a terminar con esta diferencia social, empezando a informarnos más sobre nuestros derechos básicos; conformarnos con lo que merecemos, no sólo con que nos dan; y cuestionarnos, día a día los motivos de nuestra existencia. 

Redacción: María Inés Montanari.

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