¿Aburrimos?

¿Existen personas aburridas?




Existen las personas que no saben establecer una conversación, personas que no saben cómo reaccionar y creen que lo mejor es hablar de sí mismo. 
Existen personas con demasiadas actitudes que no agradan a otras, y no es siempre el problema de los demás que no lo aceptan, o que lo juzgan por las mismas; sino que hay veces en las que se deben reconocer las fallas y buscar una forma para mejorar en esos ámbitos. 
Si pensás que alguna vez aburriste a alguien, o te aburrió, te sentiste incómodo por la situación, y no supiste qué decir… ¿consideras a esa persona, aburrida?
Si lo hiciste, tené en cuenta que para serlo, tienen que cumplir estas características:

Falta de voluntad para escuchar: La gente aburrida no escucha, sólo están esperando su turno para decir lo que tienen.
Distracción: La persona aburrida está ausente. Él o ella no participa en conversaciones y acciones, sino que hace su propia cosa.
Escepticismo: En momentos de contarles algo exitoso, siempre verá defectos, maneras en que las ideas podrían no funcionar, teorías de conspiración y fracasos. Los escépticos no son creadores. Son negativos y aburridos.
No tener opiniones: Buscan agradar a todos; conformarse a lo que dicen los demás te hará completamente desinteresante.
Hablar sólo de sí mismo: No todos quieren volver a escuchar las experiencias de vida, o amoríos de alguien y menos que lo cuente más de dos veces.
Hablan todo el tiempo: Saber cuándo callar es una habilidad social impresionante; pero más impresionante es ubicarse en los sitios visitados.
Quejarse sin proponer: No tienen voluntad para sostener una situación.
Falta de autoconciencia: Nunca piensan en por qué las personas a mí alrededor no quieren acercarse.
Falta de pasión: No tienen entusiasmo por las experiencias propias o por lo que verdaderamente les interesa para explicar, con sencillez y actitud.
Falta de respeto o interés hacia los demás: No les interesa saber lo que le pasa a la persona que tiene a su lado. Habla de ella, o le falta el respeto para seguir conversando.


          


Estas personas, dejaron de sorprenderse, de leer. Se reúnen con personas parecidas a ellas, hablan lento, tienen miedo de soñar con el futuro, y nos rodean todo el tiempo.
Sin embargo, para ayudarlas y al mismo tiempo no caer en sus mismas actitudes podemos: 
  • Atrevernos a salir de esa zona en la que estamos seguros.
  • Escuchar a la persona que tengo al lado, también tiene una historia y experiencias.
  • No centrarse en uno mismo.
  • Proponer ideas y cuestionar.
  • Involucrarme en discusiones/debates: crear mi propia opinión.
  • Ver que hay lados buenos en las situaciones problemáticas.
  • Confiar y soñar.

Redacción: Montanari, María. 



Comentarios

Entradas más populares de este blog

El dadaísmo

Jornada de ESI

LA INOCURRENTE EN EL MATEBINGO